Estudio muestra que la ketamina alivia la depresión modificando astrocitos
Ciencia
Por: Luis Alberto Hara - 01/13/2025
Por: Luis Alberto Hara - 01/13/2025
Un solo uso de ketamina, un anestésico ampliamente conocido (e incluso usado por Elon Musk), puede ofrecer semanas de alivio a personas con depresión severa. Este efecto no solo sorprende por su rapidez, sino también por su duración, lo que ha despertado interés en la comunidad científica para comprender los mecanismos detrás de su acción. Una de las hipótesis más prometedoras sugiere que la ketamina induce cambios duraderos en circuitos cerebrales relacionados con la resiliencia, involucrando de manera crucial a las células gliales llamadas astrocitos.
Un estudio publicado en la revista Neuron revela que la ketamina afecta un circuito cerebral específico vinculado al comportamiento de "rendirse". En experimentos con peces cebra, un modelo animal ampliamente utilizado por su transparencia y simplicidad, se observó que estos peces, expuestos a una situación que simulaba esfuerzo sin recompensa, tendían a rendirse tras un tiempo. Sin embargo, cuando se les administró ketamina, perseveraron durante períodos más largos, mostrando una especie de resiliencia que puede ser clave para comprender su efecto antidepresivo.
Este cambio de comportamiento parece estar mediado por los astrocitos, células en forma de estrella que tienen un papel central en el apoyo y la comunicación con las neuronas. Un subgrupo de astrocitos actúa como un interruptor entre el comportamiento activo y pasivo, regulando cuándo un organismo se “rinde”.
Sorprendentemente, los investigadores encontraron que la ketamina no reduce la actividad de los astrocitos de inmediato, como se esperaba inicialmente. En cambio, durante la primera hora tras su administración, la droga provoca una activación intensa de estas células. Aunque esta activación es transitoria, parece desencadenar un efecto duradero: los astrocitos mantienen niveles más bajos de actividad, incluso cuando el animal enfrenta situaciones adversas.
Esta alteración sostenida podría explicar por qué los efectos de la ketamina perduran semanas después de una sola dosis. Además, estudios paralelos en ratones muestran resultados similares, lo que refuerza la hipótesis de que estos cambios en los astrocitos son clave para el efecto antidepresivo de la ketamina.
Los hallazgos sugieren que los astrocitos desempeñan un papel más activo en la regulación del comportamiento de lo que se pensaba. Comprender cómo la ketamina modifica estas células a nivel molecular podría abrir puertas a tratamientos más efectivos y con menos efectos secundarios. Según Misha Ahrens, líder del estudio, el uso de modelos como el del pez cebra podría acelerar el desarrollo de variantes de ketamina que mantengan su eficacia antidepresiva sin efectos psicodélicos.
La investigación en torno a la ketamina marca un cambio paradigmático en el tratamiento de la depresión severa. Su capacidad para reparar circuitos cerebrales dañados y alterar la respuesta al estrés podría revolucionar cómo abordamos los trastornos mentales. Aunque todavía queda mucho por descubrir, este avance ofrece esperanza para millones de personas que no responden a los tratamientos convencionales.
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