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América Latina y Chile pueden estar muy orgullosos de que uno de sus jóvenes artistas sea merecedor de la plata en el Premio Internacional de Manga de Japón. Te compartimos la brutalidad y la belleza de sus "Cicatrices" o su comic "Scars", en circulación gracias a Amazon.

Para ese que me ve hermoso con todas mis cicatrices.

Con veintisiete años edad, Brandon Arias honra a Chile con su talento como “mangaka” o artista del cómic japonés. Su desgarradora obra “Scars” o “Cicatrices” ha sido galardonada con en el segundo lugar en el XVIII Premio Internacional de Manga.

Una convocatoria internacional que reconoce a creadores no nacidos en el Japón, pero que han adoptado y trabajan con gran calidad este estilo único de contar historias en viñetas. Arias es hoy un referente para los otakus en América Latina, algo a lo que hizo eco el Ministerio de Asuntos Exteriores y la embajada en Chile del país insular asiático. Su delegación lo celebró en su página web, junto a la portada del primer volumen de Cicatrices:

 

 

¡Por primera vez, una obra chilena obtiene plata en este prestigioso concurso de Manga! Felicitamos con todo el corazón a este brillante artista y agradecemos su contribución a fortalecer los lazos culturales entre nuestros países.

La palabra “manga” significa literalmente “imágenes encantadas”. Lo utilizó por primera vez para su propia serie de dibujos el maestro de los siglos XVIII y XIX Katsuhiko Hokusai. Debido a la popularidad en todo el mundo de los cómics del Japón, cuyo orden de lectura es de derecha a izquierda, de principio a fin desde una perspectiva occidental, esta palabra se ha establecido a veces como un préstamo para referirse a los dibujos animados hechos exclusivamente en este país. Para algunos son solo “pseudomangas” las obras hechas por autores no japoneses. Dicho esto, manga también es un medio de expresión al alcance de cualquier creador, apreciado por los otakus como una “subcultura” o “tribu urbana” global.

Cicatrices es la historia de Kyonosuke y Akira, dos niños de un pequeño pueblo rural del Japón que enfrentan diferentes formas de violencia: por un lado, Kyonosuke sufre un accidente que lo deja con las cicatrices permanentes de un injerto de piel en el rostro. Por el otro, Akira no se identifica como un hombre, situación por la que es rechazado por su padre. A pesar del acoso y las burlas constantes, ambos se enamoran y abandonan juntos este entorno tóxico. Su amor pasa a ser una vía para el conocimiento del otro y el autoconocimiento.

 

 

La obra de Arias puede considerarse un manga “seinen” o adulto debido a su crudeza y complejidad. También un manga “yaoi”, “boy’s love” o “bōizu rabu”, un subgénero del “shōjo” o de los comics para mujeres jóvenes basado en amistades romantizadas entre dos hombres o dos chicos. Nacido en la década de los setenta, el yaoi no es tanto una serie de historias etiquetables como “gay” o “queer”, sino amor puro, uno que ignora la identidad sexual de los involucrados, quienes deconstruyen su masculinidad a través de relaciones platónicas, enamoramientos que solo se corresponden con su exclusividad y no con el orden del género, de los roles sociales asignados o, incluso, de las expectativas originales de la nueva pareja. Un encuentro único entre dos almas que se pertenecen sin importar ser del mismo sexo.

Cicatrices debería considerarse un manga por su pleno dominio de este arte en crecimiento, logrando profundizar en la cultura y la emotividad japonesas de la manera en que lo hacen los mejores mangakas: contando una historia universal. También debería ser elogiada más que nunca por ser un testimonio sobre el sufrimiento del bullying al que, de nueva cuenta, cada vez más personas vuelven a estar expuestas por sus características físicas, temperamento emocional, orígenes, situación económica, religión, traumas, hobbies, orientación sexual o identidad de género. Su autor lo explica con palabras en extremo contundentes:

Quería una historia que fuera brutal. Y no hay nada tan brutal como la realidad.

Arias aprendió a dibujar de manera autodidacta a los veintiún años, a través de investigaciones por internet. Siempre ha sido una persona alternativa y creativa, formando parte de una banda punk en su primera juventud. La gente vulnerable de Chile y los otakus en todo el mundo pueden sentirse reivindicados por este autor. En Pijama Surf te invitamos a leer su obra Scars o Cicatrices, por ahora publicada en inglés y disponible en Amazon.

 

Imagen: Manga “Cicatrices”, mangaka Brandon Arias.