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La creciente influencia política de Musk y una aparente inestabilidad mental, hacen de su caso un peligro global, según Seth Abramson

La influencia de Elon Musk se ha multiplicado en los últimos meses. No sólo es el hombre más rico del mundo, dueño de un  red social que reemplaza a los medio de comunicación, ahora está metido de lleno en la política global.

Recientemente, Seth Abramson, abogado de Harvard y biógrafo de Musk, encendió las alarmas al afirmar que Musk podría estar “perdiendo la cordura” debido al estrés extremo, un historial de enfermedades mentales y su consumo admitido de drogas, incluida la ketamina.

Musk controla empresas vitales como SpaceX, Tesla y X (antes Twitter), consolidando su papel como una de las personas más influyentes del mundo. Su impacto no solo afecta los mercados financieros, sino también la política global, la innovación tecnológica y el discurso público. Su reciente cercanía con Donald Trump y su respaldo a figuras políticas de extrema derecha en Alemania y el Reino Unido reflejan su capacidad para moldear agendas políticas en múltiples frentes.

Desde su nueva residencia en Mar-a-Lago, Musk ha estado involucrado en reuniones de alto nivel con Trump y su equipo, lo que refuerza su papel como uno de los principales asesores del presidente electo. Esta influencia, sin embargo, genera inquietud debido a su comportamiento errático en redes sociales, donde ha promediado más de 60 publicaciones diarias en la última semana, algunas de ellas incendiarias o provocadoras.

Abramson plantea que el comportamiento público de Musk puede estar deteriorándose, lo que tiene implicaciones potencialmente devastadoras a nivel global. "Su lucha privada no sería motivo de preocupación general si no tuviera consecuencias públicas dramáticas", afirmó Abramson, quien también destacó que Musk, de 53 años, está sometido a un estrés extremo que podría estar exacerbando su estado mental.

Entre los factores que contribuyen a esta situación, se encuentra el consumo de drogas recreativas como la ketamina, algo que Musk ha mencionado abiertamente. Aunque la ketamina ha mostrado promesas en el tratamiento de la depresión, su uso no controlado podría tener efectos negativos en la salud mental, especialmente cuando se combina con niveles elevados de presión.

La cercanía de Musk con Trump, a quien ha financiado con al menos 250 millones de dólares, ha sido objeto de escrutinio. Aunque Trump públicamente se refiere a Musk como su "Primer Amigo," informes sugieren tensiones detrás de escena, incluidas disputas con miembros clave del equipo del presidente electo.

La creciente influencia de Musk en la política, junto con su postura provocadora en redes y sus alianzas cuestionables, han llevado a algunos analistas, incluido Abramson, a pedir que se tomen medidas para limitar su poder. Entre las propuestas está la cancelación de contratos federales con sus empresas y la investigación de sus actividades financieras.