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El Año Nuevo en Anáhuac refleja una visión cíclica del tiempo, con múltiples fechas según tradiciones y correlaciones astronómicas

En el imaginario contemporáneo, el concepto de Año Nuevo suele estar intrínsecamente ligado al calendario gregoriano, con su celebración el 1 de enero. Sin embargo, para las culturas de Anáhuac, el cálculo del tiempo no se regía por un inicio lineal, sino por ciclos que reflejaban la armonía del cosmos y la naturaleza. El "Año Nuevo" en estas tradiciones tiene múltiples manifestaciones, dependiendo de la cultura, el tipo de calendario y las correlaciones astronómicas que cada pueblo adoptaba.

 

El ciclo temporal en Anáhuac: una perspectiva cíclica

El calendario de Anáhuac, conocido por su complejidad y precisión, establecía el tiempo en un marco cíclico. Este ciclo incluía varios "años" distintos, cada uno vinculado a una función específica:

  • Año astronómico: Comenzaba durante el Nemontemi, un periodo considerado como "días vacíos" antes del mes de Izcalli (26 de enero al 14 de febrero en el calendario actual).
  • Año civil: Iniciaba en el mes de Acahualo, equivalente al 21 de febrero.
  • Año ritual: Se marcaba en el mes de Tlacaxipehualiztli, comenzando el 13 de marzo.
  • Año cosmogónico: Se asociaba al mes de Tozoztontli, alrededor del 12 de mayo.

Cada una de estas fechas reflejaba un enfoque específico: astronómico, civil, religioso o simbólico, destacando la diversidad y riqueza de los calendarios anahuacas.

 

Los días cargadores

En el cálculo del tiempo anahuaca, el concepto de "días cargadores" era fundamental. Según las fuentes, los años comenzaban siempre en un día asociado con uno de los cargadores: «Kalli» (Casa), «Tochtli» (Conejo), «Acatl» (Caaña) o «Tecpatl» (Pedernal). Esto asegura una continuidad entre el calendario y los eventos astronómicos relevantes, como el paso cenital del Sol en la latitud de Tenochtitlán.

 

La controversia con otros calendarios

Una de las grandes preguntas actuales es: ¿por qué distintas tradiciones celebran el Año Nuevo en fechas divergentes? Por ejemplo:

  • La Comunidad Tolteca celebra el Año Nuevo el 24-25 de febrero, basándose en la correlación de las fechas astronómicas ajustadas por los desplazamientos de los cargadores. Según sus cálculos, esto refleja con mayor precisión los ciclos solares.
  • La tradición neo-mexica, en cambio, marca el inicio del año el 12 de marzo. Esta interpretación se basa en el signo de Sipaktli y en la fecha de la caída de Tenochtitlán como punto de referencia histórico.

Estas diferencias no solo reflejan perspectivas distintas, sino también cómo las fuentes han sido interpretadas con fines específicos.

 

Moctezuma Xocoyotzin y la reforma calendárica

El Huey Tlatoani Moctezuma Xocoyotzin, además de ser un gran gobernante y astrónomo, reformó el calendario en 1507. Durante la ceremonia del Fuego Nuevo, sincronizó el tiempo civil con los eventos astronómicos, asegurando que las festividades coincidieran con equinoccios, solsticios y pasos cenitales. Esta reforma es una muestra del grado de precisión alcanzado por los pueblos de Anáhuac, quienes lograron integrar ciclos terrestres y celestiales en un sistema armónico.

 

El legado del Año Nuevo en Anáhuac

Hoy día, comunidades y estudiosos celebran el Año Nuevo de Anáhuac como un acto de resistencia cultural y afirmación identitaria. Desde ceremonias en el Cerro de la Estrella hasta encuentros en pueblos originarios, estas festividades revitalizan el profundo conocimiento del tiempo que nuestros ancestros heredaron. Más allá de las diferencias entre fechas y tradiciones, la celebración del Año Nuevo anahuaca representa un recordatorio de la sofisticación astronómica y filosófica de los pueblos originarios.

En palabras de Ituriel Moctezuma (Teutlauatzin), del sitio Tenochcayotl

«Los distintos calendarios del tiempo NO deben dividirnos, sino unirnos en la celebración de un legado que honra nuestra herencia y reafirma nuestro lugar en el cosmos.»

 

Con información de Nación Tolteca