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Lo bueno es que después de tres semanas sin teléfono las cosas mejoran

El documental británico Swiped, emitido por Channel 4, expone de manera contundente los efectos perjudiciales del uso de smartphones en niños y adolescentes. A través de un experimento en una escuela secundaria en Essex, el programa revela cómo el tiempo excesivo frente a la pantalla y la exposición a las redes sociales están afectando gravemente la salud mental y física de los jóvenes. Los hallazgos, aunque alarmantes, ofrecen una oportunidad para reflexionar sobre el impacto de esta tecnología en las nuevas generaciones y tomar medidas urgentes.

El documental muestra a un grupo de niños de 11 años que renunciaron a sus teléfonos durante tres semanas. Antes del experimento, estos niños presentaban comportamientos preocupantes: aislamiento social, ansiedad, ataques de pánico e incluso autolesiones. Más alarmante aún, escáneres cerebrales realizados por la Universidad de York revelaron un deterioro de la materia gris, un indicador inquietante de cómo los smartphones pueden alterar físicamente el cerebro en desarrollo.

Sin embargo, los resultados del experimento fueron impactantes: los síntomas de ansiedad y depresión disminuyeron un 17 %, la memoria mejoró un 3 %, y los niños ganaron, en promedio, una hora adicional de sueño por noche. Las familias vivieron un breve respiro de normalidad, con los niños reconectándose con sus seres queridos y participando en actividades alejadas de las pantallas.

Las estadísticas ofrecen un panorama desolador: uno de cada cinco jóvenes en el Reino Unido padece un trastorno mental, con un aumento del 53 % en las referencias de emergencias psiquiátricas en los últimos tres años. Esta epidemia encuentra paralelismos en los Estados Unidos, donde el psicólogo Jonathan Haidt asocia el aumento de los problemas de salud mental en adolescentes con la llegada de las redes sociales a mediados de la década de 2010. Plataformas como TikTok e Instagram sumergen a los niños en entornos tóxicos y aislantes.

Países como Francia, India y regiones de Australia han implementado prohibiciones o restricciones sobre el uso de smartphones por parte de los jóvenes. Sin embargo, en el Reino Unido, los esfuerzos siguen siendo débiles, obstaculizados por el cabildeo corporativo y medidas insuficientes. Multar a las empresas tecnológicas o confiar en códigos de conducta voluntarios no es suficiente para abordar la magnitud del problema.

Expertos comentando en el documental subrayan la necesidad de implementar una prohibición universal del uso de smartphones en menores de 16 años, similar a las restricciones que existen para el tabaco o el alcohol. La influencia omnipresente de estos dispositivos está erosionando los lazos familiares y sociales esenciales, convirtiendo la infancia en un campo de batalla para la salud mental y el bienestar. La razón por la que la prohibición tendría que ser universal se debe a que el FOMO o miedo de perderse lo que están viviendo los otros hace que suspender el uso para algunos y no todos no sea muy efectivo.