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¿En qué consiste la tesis "Sailor Moon me hizo gay" del mexicano Daniel Salinas para el Tecnológico de Monterrey? ¿Por qué esta historia escrita por la renombrada mangaka Naoko Takeuchi pudo ser un apoyo inestimable durante la infancia de muchas personas parte o no de la comunidad LGBTTTIQ?

Pretty Soldier Sailor MoonBishōjo Senshi Sērā Mūn, mejor conocida simplemente como Sailor Moon, es la famosa creación de Naoko Takeuchi, una de las maestras del cómic japonés o diosas mangaka con mayor prestigio en todo el mundo.

Una historia sobre las aventuras de Serena, una estudiante de secundaria con habilidades mágicas para conbatir a las fuerzas del mal, junto a otras adolescentes y mujeres jóvenes superheroínas. Entre 1992 y 1997, el planeta conoció por primera vez a las “sailor guardians” o “sailor scouts” en las páginas de la revista japonesa “Nakayoshi”, parte de la editorial “Kodansha”. Su valor frente a villanos extraños y sus emotivas interacciones recibieron una de las más famosas adaptaciones anime gracias al emblemático estudio “Toei Animation”.

Millones de niñas y, sí, ha sido un reto admitirlo, también millones de niños encontraron algo emocionante y cálido en Sailor Moon. Para muchos se convirtió en una serie de animación que nadie veía, pero que todos disfrutaban. En el caso de los hombres heterosexuales, hasta cierto punto, “jotear” es dejar de sentirse agredido por lo estereotipico de nuestra cara femenina. Y en el caso de los hombres homosexuales, no es que Sailor Moon definiera nuestra orientación sexual, ninguna serie podría tener ese grado de influencia. Sin embargo, al igual que a muchas personas heterosexuales, nos ayudó a ser “gay”, alegres.

La tesis de maestría del Tecnológico de Monterrey Sailor Moon me hizo gay consiste en un modesto trabajo de campo sobre historias de hombres millennials que vieron algo de su futuro en la valentía y el encanto de las protagonistas y los personajes de este anime. Un estudio académico escrito por el mexicano y maestro en Estudios Humanísticos Daniel Salinas. 

¿Un refugio protector de la heteronormatividad y la violencia contra la comunidad LGBTTTIQ? ¿Una ayuda en el descrubrimiento de nuestra orientación sexual o identidad de género? ¿Una oportunidad de deconstrucción de la masculinidad que redefinió quiénes son valientes y desde cuáles emociones se pueden enfrentar los problemas? La tesis de Salinas es interesante, y no es extraño que su temática y punto de partida a partir de una serie tan famosa la viralizarán a toda velocidad en internet. La reacción también ha sido la esperable, desde memes graciosos, hasta burlas y rechazo. Una no deseada ocasión para difundir mensajes de odio.    

Es verdad que este trabajo se delimita a un grupo de control bastante reducido, de apenas diez hombres, por lo que dificilmente es una muestra estadística significativa. Sin embargo, que haya provocado un encono y una sensación de “tiene sentido”, a partes iguales y tan fuertes, habla de su capacidad de reconstrucción, tanto de las características interesantes y subversivas del trabajo de Takeuchi, como de infancias con problemas de socialización que encontraron, a veces por primera vez, algo parecido a la aceptación y el autodescubrimiento.

¿Qué hizo a Sailor Moon advertidamente queer para muchas y muchos? Quizá que las características de su historia sean inseparables de una declaración estética, a través de un trazo delicado, un diseño de personajes elegante y emociones intensas. Sus colores pastel propios del anime clásico trasmiten esecena a escena la suavidad aparente de sus protagonistas, ingeniosas y decididas, dentro de un mundo fantástico de acción y ensueño.

La obra de Takeuchi es en su base un “shōjo” o historia para chicas jóvenes que, no obstante, trascendió esta demografía del manga anime, recurriendo a distintos géneros para enriquecer una historia sobre empoderamiento femenino, y que empoderaría también a personas diferentes. Algo que hizo fácil el encuentro con todo tipo de lectores y espectadores.

El subgénero “mahō shōjo” o sobre chicas mágicas es parte del manga anime de fantasía. Historias sobre personajes femeninos jóvenes con la obligación de salvar un bien sobrenatural, proteger al mundo y enfrentar una amenaza maligna, lidiando, al mismo tiempo, con dificultades cotidianas como la escuela, relaciones de amistad e intereses románticos. Su contraparte es el “mahō shōnen” o sobre chicos mágicos, quienes pueden coincidir en una misma serie como coprotagonistas o personajes de apoyo. La característica distintiva de este subgénero está en sus vistosas escenas de transformación en momentos críticos, repetidas episodio a episodio, donde las heroínas adquieren habilidades, vestimentas y objetos paranormales personalizados. 

En el caso de Sailor Moon, son icónicas sus escenas de transformación a partir de los “sailor fuku” o los estilizados uniformes escolares de marinero de sus protagonistas. La vestimenta con la que las sailor scouts van a clases adopta colores vibrantes y detalles cuidadosamente diseñados para su alterego de heroínas. Si bien se tratan de uniformes típicos y de larga data en las escuelas japonesas, han pasado a ser un símbolo nostálgico de los años noventa.

El lanzamiento de esta serie en las pantallas fuera de su país se convirtió en todo un caso de censura, principalmente, de las características de algunas relaciones entre sus personajes. Distintos grupos conservadores encontrarían profundamente incómodos, no solo algunas situaciones queer dentro de este anime, sino precisamente su poder de generar empatía por la identidad femenina entre algunos hombres, quienes deberían ver otro tipo de series. En en el Occidente de la década de los noventa, pasaron inadvertidas otras caricaturas con figuras claramente gay, afeminadas o intersexuales, por ejemplo, Las chicas superpoderosasLa vaca y el pollito o incluso Dragon Ball, en gran medida, al solo restringirse a lo humorístico, es decir, a ser divertidas y también burlables. Sin embargo, el trabajo de Takeuchi fue un cambio en el tipo de historias que se contaban en Japón, con mujeres y hombres fuera de estereotipos de género justo en el centro, evolucionando dentro de estos contrastes de manera positiva.

La cultura japonesa tiende a otra representación de las personas homosexuales, bisexuales, de género fluido o transgénero que sigue siendo rara en otros lugares del mundo, probablemente debido a que la concepción tradicional de estas realidades humanas ha tenido otra evolución histórica y social, lejos de nociones religiosas o clínicas.

Sailor Moon retrata algunas relaciones entre personas del mismo sexo, lamentablemente disfrazadas en algunas traducciones del anime fuera del país de Takeuchi. La pareja homoafectiva más recordada es la de Haruka, la sailor Urano, y Michiru, la sailor Neptune, dentro de la tercera y la quinta temporada. Esta relación lésbica juega con roles dentro del desarrollo de los personajes, siendo Michiru mucho más femenina, y Haruka, más masculina o lo que sería una típica “tomboy”, con preferencias por la ropa de hombre y las motocicletas. 

Esta pareja incorpora otro subgénero del manga anime destinado a mujeres jóvenes conocido como “yuri”. Este pone el foco en el apego afectivo e, incluso, en el interés sexual entre chicas, aunque en sus inicios, en los años setenta, contaba con resoluciones más bien trágicas. Sin embargo, durante los años noventa de Sailor Moon, el yuri empezó a recibir una mayor aceptación por parte del público, contándose historias lésbicas con connotaciones positivas.

También la obra de Takeuchi cuenta con relaciones gay, siendo la más famosa la de los villanos en los primeros arcos del anime Zoisite y Kunzite. Esta incorpora de nuevo otro subgénero conocido como “yaoi” o sobre relaciones entre chicos, a veces con un personaje dominante o “seme”, generalmente quien asume el rol sexual activo, además de conductas más masculinas o rudas, y uno sumiso o “uke”, más tímido o afeminado, asumiendo el rol sexual pasivo. Y es curioso que el manga y anime yaoi tiene en principio un fandom de mujeres conocidas como “fujoshi”, quienes gustan de figuras masculinas en relaciones fuera de la heteronormatividad, las cuales accidentadamente les sirven para abrazar sus emociones.   

Finalmente, el personaje de la cuarta temporada Ojo de Pez posiblemente se trata de un personaje de género fluido o transgénero. Este tipo de representaciones abiertas de personas y relaciones, junto a mensajes de autoconfianza, sobre el coraje desde las emociones o la conexión empática entre el valor ante causas justas y la vulnerabilidad, sin duda han permitido que Sailor Moon llegara y siga llegando al corazón de tantas personas que se sentían diferentes, ya sea por ayudarlas a reconocerse poco a poco como LGBTTTIQ, o simplemente por decirles algo distinto sobre cómo debe comportarse alguien decidido y heroico.

Sin duda, la tesis de Salinas da un testimonio cierto de cómo la obra de Takauchi nos dio aliento mientras crecimos a quienes hacemos parte de la cultura gay millennial en México, otros países de América Latina y el resto del mundo. También se trata de un anime que disfrutaron los hombres, entonces, niños heterosexuales de los noventa, confesaran o no que todos joteamos un poco, creciendo más allá de cierto molde y ambiente sensorial. 

En Pijamasurf nos atrevemos a cantar una vez más: perdona si no puedo ser sincera...

 

 

Imagen: Serena, Sailor Moon, Wallpapers Clan.