Walter Benjamin, el primer filósofo pop (una reflexión sobre su vida y su obra)
Arte
Por: Joaquín Bretel - 07/16/2024
Por: Joaquín Bretel - 07/16/2024
Walter Benjamin escribió "Yo vine al mundo bajo el signo de Saturno: el astro de revolución más lenta, el planeta de las desviaciones y demoras”. La frase puede resultar un poco enigmática porque Benjamin, que sabía de cábala, esoterismo y seguramente por ello también de astrología, estrictamente no nació bajo el signo de Saturno (pues el planeta o los signos que rige no tenían especial prominencia en su carta astral). La razón de la afirmación sin duda corresponde más bien a su identificación con la melancolía y con su destino sufrido y trágico, visto también en relación a las "demoras y desviaciones" que acompañaron su vida, particularmente en su vida literaria que dejó obras inconclusos e inéditas.
A continuación hacemos un recuento de la vida y la obra de Benjamin, un autor de una obra sumamente rica, poco convencional y difícil de clasificar que algunos han llamado el primer "filósofo pop", en tanto a que hizo una especie de crítica filosófica de las actividades populares, al despertar de nuevos medios de comunicación como el cine y la fotografía. Particularmente notable es su entendimiento de una ruptura entre la concepción del arte tradicional y el arte en la era de la "reproducción mecánica", donde se caía el mito de un origen único de la obra de arte. Benjamin entiende que lo que debe analizarse más que el contenido es la forma, anticipando en cierta manera también a McLuhan.
Nacido en Berlín en 1892 en el seno de una familia judía adinerada, el viaje intelectual de Benjamin comenzó en el contexto de una crianza próspera. Su padre, Emil, era un empresario exitoso que imaginaba una carrera práctica para su hijo en medicina o derecho. Sin embargo, Walter persiguió su pasión por la filología y la filosofía, estudiando inicialmente en Friburgo bajo la emergente escuela fenomenológica liderada por Edmund Husserl, y más tarde en la Universidad Friedrich Wilhelm en Berlín.
El camino académico de Benjamin estuvo marcado por desafíos, incluyendo la evasión del servicio militar durante la Primera Guerra Mundial y enfrentando rechazos al intentar asegurar una posición universitaria. Sus primeros trabajos filosóficos, como su disertación doctoral "El Concepto de Crítica en el Romanticismo Alemán", reflejan su profundo compromiso con el lenguaje y la crítica, aunque su naturaleza densa y abstracta a menudo los hacía inaccesibles.
A mediados de la década de 1920, Benjamin cambió su enfoque de la filosofía académica a la crítica cultural, escribiendo sobre la cultura contemporánea, el cine, la fotografía, la literatura infantil y otras formas populares. Sus transmisiones de radio, dirigidas a niños, y su forma literaria única, el Denkbild ("figura de pensamiento"), ejemplificaron su capacidad para comunicar ideas complejas a través de una prosa vívida y atractiva.
Benjamin fue profundamente influenciado por figuras como Goethe, cuyo concepto de morfología moldeó su comprensión de los fenómenos naturales. Benjamin fur un espíritu afín de Baudelaire, que también hizo una aleación alquímica entre lo cotidiano y lo eterno en su obra, y dejó algunos de los ensayos más lúcidos sobre este autor, a quien se debe mucho de la sensibilidad propiamente moderna. Su amistad con Bertolt Brecht también infundió sus escritos con elementos marxistas, aunque a través de un lente único que lo distinguió como un "marxista peculiar". Su admiración por el cine y la fotografía también lo alineó con contemporáneos como Ludwig Wittgenstein, ambos compartiendo un énfasis en lo visual y lo poético en sus obras, en lugar de teorías, creando una especie de "esbozos sobre el paisaje".
Las obras notables de Benjamin incluyen "Calle de Sentido Único" (1928) y el inacabado "Proyecto de los Pasajes", ambos mostrando su estilo distintivo de reflexiones interconectadas en lugar de argumentación lineal. Sus ensayos, como "Una Pequeña Historia de la Fotografía" (1931) y "La Obra de Arte en la Era de su Reproducción Mecánica" (1936), profundizan en las implicaciones de los avances tecnológicos en el arte y la cultura, resonando profundamente con audiencias contemporáneas y futuras.
El ascenso del nazismo en Alemania obligó a Benjamin a exiliarse. Vivió en varias ciudades europeas, luchando con la pobreza y la depresión. En 1940, mientras intentaba escapar de la Europa ocupada por los nazis, Benjamin se encontró atrapado en la frontera española. Sin posibilidad de escape, se quitó la vida con una sobredosis de morfina el 27 de septiembre de 1940. Trágicamente, la frontera se reabrió al día siguiente.
El legado de Walter Benjamin perdura a través de sus profundas contribuciones a la crítica cultural y su enfoque innovador de la escritura y la filosofía. Sus obras continúan inspirando y desafiando a los lectores, ofreciendo ideas sobre las intersecciones de la cultura, la tecnología y la experiencia humana. A pesar del trágico final de su vida, el viaje intelectual de Benjamin sigue siendo un testimonio del poder duradero del pensamiento y la creatividad.
Imagen: Void Networks