La gran carcajada de los místicos y las iluminadas en palabras de Lex Hixon
Filosofía
Por: Alejandro Massa Varela - 07/24/2024
Por: Alejandro Massa Varela - 07/24/2024
Para las hijas y los hijos de Nur en América.
El famoso poeta de la generación beat detrás de Howl o Aullido, Allen Ginsberg, dio cuenta sobre lo convencido que estaba de que Lex Hixon fue un pionero en el renacimiento espiritual en Estados Unidos durante la segunda mitad del siglo pasado.
Sobre el hombre detrás de una imagen tan poderosa dice poco información como un doctorado en Religiones del Mundo de la Universidad de Columbia a la edad de treinta y cinco años, haber conducido durante muchos años el programa de radio In the Spirit de WBAI o ser el fundador de la revista Espíritu Libre . Un periodista místico o un periodista sin ningún otro calificativo más, cuya hemeroteca, en todo caso, incluye entrevistas a maestras y maestros religiosos como la Madre Teresa de Calcuta o el Dalai Lama del Tíbet.
Hixon vivió extremadamente rápido. Alguien que agoto todas las energías del alma, si existe, o hasta la última posibilidad para inventarla, de ser solo una palabra más. Una palabra que redefinió, primero, como discípulo del Swami Nikhilananda de la orden vedántica Ramakrishna , como miembro de la Iglesia Ortodoxa o de la Iglesia Episcopal, recibiendo otro nombre y convertido en sheij de la orden sufí Nur Ashki Jerrahi en los Estados Unidos, o en proceso de ser ordenado como sucesor en el linaje inicial del Sōtō Zen de Dōgen.
El sheij Nur al-Anwar al-Jerrahi vivía con tal libertad religiosa que, aun siendo una gran figura islámica, peregrinó al Tepeyac, en el centro de México, buscando el permiso de la Virgen de Guadalupe, nudo de fragancias y cantos, para traer el orden sufí al país.
Este proceso de ser muchas veces y de vivir de muchas maneras no es algo que pueda llevarse a cabo solo en debates o en libros teológicos. Es encarnar esa energía para muchos absurdos, ser el canal de muchas emociones que llegan de un punto a otro en un mar sin orillas . Esto fue encarnado por Hixon como alguien que vivió y, lamentablemente, murió rápido. Alguien que fue muchas veces el primer alumno de la realidad.
Compartimos en Pijamasurf esta reflexión sobre el absurdo, la inquietud y la santidad de su libro Coming Home: The Experience of Enlightenment in Sacred Traditions o Regreso a casa: la experiencia de la iluminación en las tradiciones sagradas , parte de un ensayo titulado The Landscape that risas o El paisaje que ríe , texto de 1978:
El despertar a nuestra propia Naturaleza Divina no se logra automáticamente siguiendo ciertos pasos en un sistema sagrado, mediante oraciones, meditaciones o rituales, por muy sinceros que seamos. El éxtasis debe primero quemar estos esfuerzos de aferrarnos a Dios, dejándonos solo con un aparente sentimiento… cualquiera sea la forma extraña o sublime que la santa presencia elija asumir ya a través de la cual hablar, nos redirige a nuestro hogar original, a la chispa inestimable de nuestra naturaleza intrínseca.
Elie Wiesel escribe sobre estas historias del famoso rabino Najman de Breslov: “La risa ocupa un lugar asombrosamente importante en su obra. Aquí y allá, uno se encuentra con un hombre que ríe y no hace nada más. También con un paisaje que ríe”.
La misma risa santa la encontramos en un relato de kensho, o la Iluminación, escrito por un japonés contemporáneo practicante del Zen: “A medianoche me desperté de repente. Al principio mi mente estaba nublada, pero de repente esta cita apareció en mi conciencia y me di cuenta claramente de que la Mente no es otra cosa que montañas, ríos y la gran tierra, el sol, la luna y las estrellas... instantáneamente , como olas que se agitan, un tremendo deleite brotó en mí, un verdadero huracán de deleite, mientras reía fuerte y salvajemente, ¡ja, ja, ja, ja, ja, ja! El cielo vacío se partió en dos, luego abrió su enorme boca y comenzó a reír a carcajadas, ¡ja, ja, ja!
El Rebe Nochman y este practicante japonés se encuentran con un paisaje que ríe. No hay una separación cultural fundamental: el éxtasis es éxtasis, el fuego es fuego.