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¿Por qué el poema Iroha, atribuido al monje budista Kūkai, se considera tan perfecto y único? ¿Qué es un pangrama y en qué consiste la dificultad para seleccionar cada una de sus palabras y sílabas? ¿Cuál es la relación de Iroha con la secta budista del Shingon?

La luz del sol se derrama sobre el paisaje primaveral.
Las ondas de calor brillan en la pradera.
Su esencia está totalmente vacía y no existe.
En ella los extraviados se angustian, olvidando su hogar.
Las olas de calor a lo lejos parecen reales, pero de cerca no son nada.
Las olas de calor parecen caballos corriendo o un arroyo, pero no son nada.
Las fantasías surgen de pensamientos erróneos.
Hombres y mujeres hermosos llenan una fortaleza;
Pero es erróneo pensar que hombres y mujeres tienen un ser esencial.
Solo se supone que los sabios y los sabios son así.
La ausencia total de las cinco funciones del cuerpo y la mente es la verdad real.
Los Cuatro Demonios y Buda también son inconcebibles.
La mente-yoga es la única iluminada.
Una llama del Mundo de la Verdad se autoilumina.
No seas engreído ni autocomplaciente. Incluso la mente-yoga es temporal.
Solo la Dicha del Gran Vacío es la verdadera Emperatriz.

Este poema del siglo IX fue escrito por Kōbō Daishi, sacerdote, ingeniero, erudito y calígrafo. Pero el autor es mejor conocido simplemente como “Kūkai”, cielo y mar, el mundo que debió cruzar dentro y más allá del mundo del karma y la poesía liberadora.

Figura central de la religiosidad japonesa, algunos le atribuyen la invención del “katakana”, uno de los dos silabarios de su país. Su huella en movimiento, lo azul del cielo y lo ondulante del mar, fue haber fundado la escuela “Shingon”, “Shingon-shū” o “Zhēnyán” en chino, una forma tántrica para el Dharma, una secta del budismo esotérico o “Vajrayāna”.

Shingon quiere decir palabras verdaderas, palabras que desaparecen al decirse, al aparecer la energía invisible, el cambio real que no se ve de los seres visibles irreales. Convertida en tradición, gran parte de la enseñanza práctica de Kūkai es la recitación de sílabas semilla o mantras. Hablar en la nada del momento es contener la realidad última inextensa, el terror y la majestad. De esta fuente brota el espíritu universal como luz irrefrenable. El budismo esotérico enseña a no tratar de anular o negar esta corriente, sino a canalizarla.

Kūkai canalizaba poesía, escribía sobre poética y, aunque muchos hoy lo ponen en duda, pudo ser autor de otro poema notable: “Iroha”, いろは, es famoso por ser una frase “holoalfabética” o un “pangrama” perfecto, παν γραμμα, construcción o poema que emplea una vez todas las letras posibles del alfabeto de una lengua. Es famoso en español:  

Un jugoso zumo de piña y kiwi bien frío es exquisito y no lleva alcohol.

Iroha contiene cada carácter del silabario katakana exactamente una vez. Y si bien la mayoría de los lingüistas modernos han determinado que su fecha de composición debe ser posterior al período Heian, entre los años 794 y 1179 de la era común, este poema contiene a Kūkai a su manera y lo desconoce, lo “nirvaniza”, lo extingue y energiza.

Más que para apreciar la belleza o reflexionar sobre sus sentimientos, el autor de este poema, donde se ve una belleza no limitada por el yo y unos sentimientos no limitados por el mundo, utilizó las palabras para expresar el Dharma o la verdad. Ir más allá de la conversión del mundo en yo o del yo en el mundo. Que esa energía de las mutaciones hable con el lenguaje visible de los seres humanos sobre el lenguaje invisible y sentido que es el cambio.

¿Por qué no escribe cada quien su pangrama? En Pijamasurf compartimos a nuestros lectores nuestra versión de Iroha, basada en la traducción al inglés de Ryuichi Abe:

いろはにほへと

i ro ha ni ho he to

ちりぬるを

chi ri nu ru wo

わかよたれそ

wa ka yo ta re so

つねならむ

tsu ne na ra mu

うゐのおくやま

u wi no o ku ya ma

けふこえて

ke fu ko e te

あさきゆめみし

a sa ki yu me mi shi

ゑひもせす          

we hi mo se su     

 

Aunque su aroma aún perdura, en forma de flor se ha dispersado.
¿Para quién la gloria de este mundo permanecerá inmutable?
Al llegar hoy al otro lado de las profundas montañas de la existencia evanescente,
nunca nos permitiremos dejarnos llevar embriagados
por el mundo de los sueños superficiales.

 

Imagen de portada: Museo Digital Koyasan.