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15 gestos del lenguaje corporal que pueden arruinar un primer encuentro

Buena Vida

Por: Jimena O. - 03/26/2019

Si quieres causar una buena impresión, cuida estos signos del lenguaje corporal la primera vez que conozcas a alguien

El cuerpo es expresión de nuestros pensamientos. Nuestra forma de concebir y habitar la realidad, las ideas que tenemos sobre la vida y la existencia, los principios de los cuales partimos para establecer una relación con el mundo y con nuestros semejantes: todo, eventualmente, encuentra una expresión corporal.

De ahí que sea posible hablar de un "lenguaje" exclusivo del cuerpo. Por supuesto, no es un lenguaje hecho de sonidos y palabras, pero sí se trata de un lenguaje con sus propios significantes, su gramática y su forma de leerse e interpretarse.

En este sentido, así como hablamos con los demás, también nuestro cuerpo se pone en relación con los otros a través de su propio lenguaje. La mirada, los ademanes, nuestra postura: todo ello conlleva un contenido que da a su vez una impresión de lo que somos, lo que pensamos, de nuestra personalidad, etcétera.

A continuación presentamos 15 signos del lenguaje corporal que intervienen de manera decisiva en el primer encuentro con una persona.

Reclinarse demasiado hacia atrás. Una postura que puede interpretarse como pereza o arrogancia.

Reclinarse demasiado hacia adelante. Una postura que suele leerse como signo de agresividad, intento de dominación, etcétera.

Romper el contacto visual precipitadamente. Por este comportamiento puedes ser tomado como una persona en quien no puede confiarse. También puede interpretarse como signo de nerviosismo o angustia.

Asentir varias veces consecutivas con un movimiento de cabeza. La repetición excesiva de este gesto puede ofrecer una impresión equivocada de ingenuidad.

Señalar a una persona. Otro gesto que suele percibirse como agresivo.

Cruzarse de brazos. En particular durante un encuentro que involucra preguntas, intercambio de opiniones, debate, crítica, etc., este gesto se interpreta como una postura a la defensiva, de alguien que no está dispuesto a dialogar, escuchar a los otros, etcétera.

Moverse repetida e inquietamente. Por ejemplo, agitar la pierna, tamborilear con los dedos. Claramente, un signo de nerviosismo.

Llevar las manos a la espalda y tomar una con la otra. O dejarlas en los bolsillos traseros del pantalón. Este gesto puede transmitir cierta idea de rigidez en la personalidad.

Mirar insistentemente hacia otro lado cuando hablas con alguien. Con frecuencia, este gesto está asociado con la mentira, la simulación o algún otro tipo de engaño.

Fijar la mirada excesivamente sobre una persona. Otro signo de agresividad e intento de dominio sobre el otro.

Sonrisa fingida. Una sonrisa a medias o realizada con cierto grado de falsedad suele ser un gesto que decepciona a otras personas, pues transmite la idea de que quien lo hace no quiere estar ahí.

Dar un paso atrás al momento de responder una pregunta o tomar una decisión. Este gesto está asociado con la incertidumbre o la falta de confianza en uno mismo.

Juntar las palmas de las manos en las yemas de los dedos o quedarse con las palmas hacia arriba. Si bien hay quienes consideran que el primero de estos gestos transmite cierta impresión de confianza en uno mismo, para otros, ambos son símbolo de debilidad, solicitud de clemencia, etcétera.

Estar de pie con las manos en las caderas. Este gesto tan común suele ser una postura de dominio quizá aceptable en ciertos contextos pero, en general, recibida como un gesto de agresividad.

Mirar tu teléfono o tu reloj. Un gesto casi involuntario para muchas personas que, sin embargo, suele ser tomado como una falta de respeto o como expresión de impaciencia.

Las recomendaciones generales son sonreír con sinceridad, sostener el contacto visual (sin parecer ni excesivamente tímido ni excesivamente agresivo), mantener una postura recta, dejar los brazos colgar naturalmente a los costados y poner atención a la persona con quien se está.

Cabe recalcar que esto que compartimos puede tomarse como lineamientos generales para reflexionar sobre la importancia del cuerpo en nuestra relación con la realidad. Después de todo, como dijera el filósofo Maurice Merleau-Ponty, nuestro cuerpo es nuestro medio para tener un mundo.

 

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