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Esto es lo que se sabe sobre predecir terremotos y su correlación con el cambio climático. Evita compartir información falsa

En la era de las redes sociales y la información viral se suele compartir -tocando el botón de pánico o con la intención de confirmar creencias- información falsa, la llamadas "fake news", que pueden crear estados de miedo, enojo y demás ánimos negativos. En el caso del sismo que sacudió al centro de México se ha estado difundiendo información falsa sobre un aparente anuncio de un nuevo terremoto, el cual habría sido predicho por la ONU, algo que es completamente falso, como este mismo organismo ha comunicado.

 

 

La UNAM y el Servicio Sismológico Nacional han difundido una imagen aclarando lo mismo, en la cual explican que lo que sí se sabe es lo evidente, que México es un territorio propenso a sismos de alta magnitud. México es una zona de alta sismicidad debido a la interacción de cinco placas tectónicas, siendo el contacto de la placa oceánica de Cocos con la placa continental Norteamericana lo que más se asocia con esta compleja sismicidad (la placa de Cocos parece ser la causa de los últimos dos sismos). Los efectos de esta alta sismicidad se hacen sentir más en la Ciudad de México, ya que está asentada en una antigua base lacustre que se mueve como si fuera gelatina, magnificando las ondas sísmicas.

 

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Lo único que los expertos pueden "predecir" es que cuando no se presentan sismos en ciertas zonas -como en Guerrero, de alta sismicidad- es posible que se acumule energía y esto provoque luego un sismo de gran magnitud (sin que puedan determinar la fecha). Por eso a veces se cree que es positivo de alguna manera que ocurran pequeños sismos, para que sirvan como una especie de descarga de estrés acumulado, evitando que se llegue a un umbral de acumulación más alto que precipite un acontecimiento más vehemente. 

Muchas personas en las redes sociales vinculan los recientes terremotos con el cambio climático o con erupciones solares, y aunque esto es algo que podría tener una correlación (sobre todo si consideramos una teoría holística, de interdependencia), la ciencia establecida no considera contundente la evidencia en este sentido, y en el caso de erupciones solares se han analizado grandes cantidades de datos sin encontrar correlación. Existe, eso sí, una cada vez más clara correlación entre el cambio climático y las tormentas y huracanes, como el reciente Harvey.

Sobre la relación entre los terremotos y el cambio climático, hay algunos trabajos interesantes. Uno es el del profesor Bill Maguire del University College de Londres, quien sostiene que la retirada de los casquetes glaciales debido al calentamiento global puede tener numerosos efectos que incluyen terremotos. Otro que podría tener algo que decir al respecto es el de Chi Ching Liu, del Instituto de Ciencias de la Tierra de Taipei, quien sostiene que existe una correlación entre tifones y terremotos, sugiriendo que una reducción de la presión atmosférica (lo cual caracteriza a estos sistemas del Pacífico, equivalentes a los huracanes) es suficiente para hacer que las fallas sísmicas se muevan y desprendan, algo así como estrés acumulado. Como señala el geofísico John McCloskey, una falla sísmica que ha reunido energía a veces no necesita más que "la presión de un apretón de manos".

Según Shimon Wdowinski, de la Universidad de Miami, en algunas partes de los trópicos, grandes terremotos tienden a formarse después de huracanes o terremotos excepcionalmente grandes; esto parecería haberse presentado, sobre todo, en el terrrible terremoto de Haití en el 2010. Posiblemente, las inundaciones lubrican las fallas telúricas. O, como sugiere Wdowinski, la erosión de derrumbes de las lluvias torrenciales, reduce el peso de una falla y le permite moverse más fácil. Una asociación similar ha sido observada en el caso del terremoto de Nepal, posiblemente relacionado a la temporada de verano de los monzones. Si estas tormentas están vinculadas al cambio climático -no en su mera generación, sino en su intensificación- entonces parece lógico decir que los terremotos también lo están.

En lo que refiere a la predicción de terremotos hay un investigador brasileño, llamado Aroldo Maciel, que tiene una "teoría de reflejos" o de "migración sísmica", que sugiere que ciertas zonas de la Tierra están conectadas, como si fuera una cámara de ecos, y un temblor en una zona desencadena otro temblor en el sitio con el que está conectado. Por ejemplo, un temblor en Oaxaca o Chiapas, según su teoría, está correlacionado con Chile, particularmente con Valparaíso. Hay que mencionar que aunque esto resulta interesante, y aunque Maciel sostiene tener una efectividad del 60% en sus predicciones, esta información es considerada como seudocientífica ya que no ha logrado explicar el mecanismo, o cómo esto estaría ocurriendo. 

La ciencia generalmente considera que no existe tal cosa como migración sísmica a la escala de la que habla el investigador brasileño, salvo en el caso de un cierto tipo de sismo. Un estudió mostró que un sismo masivo en Sumatra produjo una serie de réplicas en otras partes del mundo hasta 6 días después. Esto sólo parece poder ocurrir en sismos de alta magnitud; el de Sumatra fue de 8.6, y esto sucedió por la estructura única de este sismo, que generó ondas que viajaron justo por debajo de la superficie de la Tierra con la suficiente energía como para afectar fallas distantes. Otra investigación calculó que el 9% de los sismos considerados de alta magnitud llegan a causar sismos en otras partes del mundo

 

Con información de The Guardian