Este tétrico video documenta a una señora hipnotizando conejos en 1954
AlterCultura
Por: Javier Barros Del Villar - 09/03/2016
Por: Javier Barros Del Villar - 09/03/2016
Un halo ciertamente tétrico se percibe en el ambiente. La señora Irene Burton, que parece una bruja con disfraz de abuelita –holgada camisa con florido estampado–, elige a su próximo par de "involuntarios" del corral habitado por una docena de conejos enanos (Oryctolagus cuniculus). Una vez seleccionados, toca el primer turno a un ejemplar pinto. Tras acariciarlo acartonadamente ella se dispone a inducirle un estado hipnótico.
Su rostro se torna serio dejando asomar, quizá sin notarlo, una brisa ligeramente malévola. La señora Burton sujeta con autoridad al ejemplar y tras colocarlo boca arriba clava en él su mirada. Acto seguido el animal queda inerte, respira, aunque su cuerpo está completamente estático. Ella retira con suavidad sus manos del cuerpo del conejo y lo deja ahí, suspendido sobre una almohada; tras unos segundos se acerca a él y sopla, el conejo despierta como por acto de magia.
Con sospechosa agilidad toma al segundo conejo, ahora se trata de un pequeño ejemplar blanco. Repite el procedimiento, sólo que ahora, en lugar de que el animal se encuentre sobre una almohada, la señora lo sostiene entre sus manos. Al igual que su antecesor, éste cae rápidamente en trance y se queda ahí, disecado, en el aire. Luego reacciona, y ella toma a sus dos conejos y los acaricia agradeciendo su disposición para permitirle demostrar sus poderes sobrenaturales.
Al observar el video realmente impresiona la efectividad de la señora Burton para ejercer sus artes hipnóticas sobre los conejos enanos. Sin embargo, como bien apunta Tara McGinley en un artículo, podríamos estar presenciando una manifestación no de hipnosis, sino de un fenómeno llamado "inmovilidad tónica". Se trata de una especie de parálisis autoinducida por los conejos como mecanismo de defensa ante una posible amenaza, por ejemplo, un potencial depredador. Y cita:
La inmovilidad tónica es el último intento de una presa para evitar ser devorado por su depredador. Cuando los conejos entran en trance es por que se encuentran aterrados, incluso pueden morir de miedo una vez alcanzado dicho estado.
Al parecer el superpoder de nuestra lúgubre señora Burton no consistía en hipnotizar a sus tiernas mascotas, sino en infundirles un profundo terror.
Moraleja: los efectos que vemos no siempre están asociados a las causas que en un principio les atribuimos.
Twitter del autor: @ParadoxeParadis