George Soros convirtió la filosofía de Karl Popper en una metodología de inversión
Filosofía
Por: Yael Zárate Quezada - 04/07/2025
Por: Yael Zárate Quezada - 04/07/2025
George Soros, uno de los inversionistas más influyentes de la historia actual, no construyó su fortuna únicamente con análisis financiero, sino con una visión filosófica tomada directamente de Karl Popper, que en su momento fue su tutor en la London School of Economics.
En particular, su "teoría de la reflexividad" surge de las ideas del filósofo austriaco sobre el conocimiento falible, es decir un conocimiento que puede fallar o puede engañar, y la interacción que existe entre pensamiento y realidad. Soros adaptó estos conceptos a los mercados financieros y los convirtió en una metodología de inversión única.
La teoría de la reflexividad de Soros sostiene que los mercados financieros no son perfectamente racionales ni eficientes, como suponen muchas teorías económicas tradicionales. En cambio, están moldeados por la percepción de los participantes, quienes no solo intentan entender la realidad, sino que también la alteran directamente con sus acciones.
Para esclarecer este punto hay que poner como ejemplo a un grupo de inversionistas que creen que una empresa emergente de tecnología tiene un futuro prometedor. Debido a esta percepción, este mismo grupo comienza a comprar acciones en grandes cantidades, lo que hace que su valor aumente.
Al ver este aumento, más personas piensan que la empresa es aún más valiosa, lo que refuerza la creencia inicial y genera un ciclo de retroalimentación. Sin embargo, si en algún momento las expectativas cambian –por ejemplo, por un mal informe financiero– el valor de la empresa cae, debido a la misma lógica de especular a través de datos falibles.
Así, cuando la percepción de los participantes es errónea, puede generar burbujas especulativas o colapsos financieros.
La teoría de Soros tiene sus raíces en la epistemología de Karl Popper, quien argumentaba que el conocimiento humano es inherentemente imperfecto y se debe revisar continuamente a través de la falsabilidad. En este sentido, Popper también distinguió entre tres niveles de realidad:
Soros aplicó esta estructura al análisis de los mercados al concluir que las expectativas de los inversionistas no solo reflejan la economía, sino que también la modifican. Así, las valoraciones de los activos financieros no siempre corresponden a su valor real, ya que están distorsionadas por las creencias y emociones de los participantes.
Uno de los episodios más famosos donde Soros aplicó su teoría de la reflexividad fue en 1992, cuando apostó contra la libra esterlina en el llamado "Miércoles Negro". La explicación para los legos en economía puede parecer compleja pero, a grandes rasgos, Soros percibió que la confianza en la estabilidad de la moneda británica era una ilusión sostenida artificialmente por el Banco de Inglaterra.
A medida que los inversionistas comenzaron a vender libras, el pánico se propagó, la percepción de los mercados cambió y el valor de la divisa colapsó, lo que le generó a Soros ganancias por más de mil millones de dólares.
Pese a que algunos economistas critican su falta de formalismo matemático, otros ven en la reflexividad una herramienta poderosa para entender cómo las crisis financieras pueden ser impulsadas por percepciones erróneas y dinámicas de retroalimentación.
Lo que es innegable es que Soros, inspirado por Popper, transformó un principio filosófico en una estrategia de inversión multimillonaria, dejando como manifiesto que la percepción muchas veces puede ser más poderosa que la realidad misma y la expresión “craso error” tal vez nunca había sido tan bien utilizada.